Page 45 - revista 7MO-8VO
P. 45
CUENTO
Imagen de Mandy Fontana en Pixabay
UN CUENTO DE
NIKOL
NINANTAY
espierto y me doy Minutos después escucho
cuenta que estoy en que el hombre abre varias
Duna habitación blanca, puertas, una por una, hasta
en una cama blanca, con ropa que se acerca a la mía y la
blanca. Estoy muy asustada, no abre lentamente. Pero no era
veo a ningún familiar. Trato de el hombre de la voz… ¡Era una
calmarme, pero es imposible. mujer! Ahí fue cuando la vi por
Todo es silencioso y vacío. primera vez. Ella era agradable,
parecía una enfermera.
¿Qué hago aquí?, ¿dónde
estoy?... Angustiada, comienzo — Hola Nikol —me saludó.
a gritar y a llorar, ¡dónde estoy!, — Hola, ¿cómo te llamas? —le
¡dónde estoy!, ¿estoy muerta?... dije.
Nadie me escucha, es como si — Me llamo Rita. Sabes, todos
hubiera desaparecido de un los días el ayudante de este
momento a otro... comienzo a hospital viene muy amargo.
llorar. — ¡Sí! Lo escuché diciendo que
estábamos enfermos y que no
Escucho un grito, ¿será otra teníamos cura —le respondí.
niña?, me pregunto. Dejo de — Él es quien abre las puertas
llorar y empiezo a sentirme más blancas para que se despierten,
segura porque ahora sé que no pero esta vez quise hacerlo yo,
estoy sola, pero aún me siento porque necesitan de mi ayuda.
angustiada.
Me quedé un poco
¡Ayuda!, ¡ayuda!, comienzo confundida. Rita me dio un
a gritar… hasta que de pronto espejo. Yo lo tomé entre mis
escucho otras voces pidiendo manos y me miré frente a él. Ya
lo mismo. Es entonces cuando no era más una adolescente.
surge la voz de un hombre Ahora era una adulta y tenía
diciendo: “¡Cállense! Todos los como 32 años.
días es lo mismo con ustedes,
claro, si están enfermos de la Después de unos segundos me
cabeza y no se acuerdan de empecé a sentir cada vez más
nada al segundo. ¡Qué triste tranquila...
saber que no hay cura!”. Ya no me acordaba de nada.
LAS PUERTAS BLANCAS
UN DÍA PARA RECORDAR 45