Page 22 - Pichín
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Los incansables monos lo integraban


             a sus juegos. Montaban en su lomo


             y volvían luego a las ramas. Cuando

             algún pajarito se posaba en las manos


             de  los  niños, o  las  mariposas  y  las


             libélulas entraban a la casa anunciando


             visitas, él solo miraba muy contento.
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