Page 52 - revista 7MO-8VO
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ra medianoche, busqué mi celular para ver
                la hora, pero no lo encontraba. Entonces me
           Elevanté, noté que llevaba una pijama y que                                    ANESTESIA
           ese no era mi cuarto. ¿Me habían secuestrado?
           De pronto unos hombres de blanco vinieron con
           una aguja y caí dormida otra vez.


             Me desperté en la mañana, no sabía mi nombre
           ni dónde estaba. Me calmé y empecé a llamar a
           alguien. Entraron dos hombres con trajes blancos,
           similares a los que usan los  enfermeros. Mi cuarto                  UN CUENTO
           era muy gris, con una cama y al costado un baño.                  DE GUADALUPE
           La  puerta de entrada  era de metal y parecía                        RODRIGUEZ
           muy segura. Sentía que había estado  allí antes,
           pero no me acordaba. Lo único que recordaba
           era la imagen de mis padres llorando, pidiendo
           que no me llevaran.


             Un doctor entró a mi cuarto y me dijo que me
           llamaba Emma. Me puso anestesia y me volví a
           dormir. Al poco rato alguien me despertó, tenía
           que almorzar, así que fui al comedor. Ese lugar
           me parecía vagamente familiar. Comí y el sabor
           era muy rancio, pero comí igual.

             De pronto, otro recuerdo vino a mi mente:
           unos enfermeros me llevaban atada de brazos.
           Me levantaron de la mesa, me llevaron a mi
           habitación y me pusieron las pijamas que había
           visto en las películas de manicomios.

             Entonces otro recuerdo vino a mi mente: entraba
           a un  lugar que  parecía una prisión. Había un
           letrero que decía: “Hospital Psiquiátrico”... Ahora
           me  quedaba  claro: estaba en  un  manicomio.
           Empecé a gritar: ¡No estoy loca!, ¡no estoy loca!
           Entonces vinieron  los médicos, me inyectaron
           anestesia otra vez y caí dormida.


             En mis sueños veía todo oscuro. Y de repente
           empecé  a recordar. Era una niña cuando
           me llevaron al hospital, cursaba segundo de
           primaria. Mis  padres eran Amelia y Antoine.
           Nací en New York. Estaba en el colegio con mi
           mejor amiga Eva.
             Recuerdo que estaba enojada y que yo llevaba
           un cuchillo en las manos. La empecé a acuchillar
           y pronto murió. Mis padres gritaban. Yo estaba
           en un cuarto, me diagnosticaron bipolaridad y
           unas personas me llevaron al lugar donde estaba
           ahora. Había estado aquí por años.

                                                                     Freepik: karin.krn <a href=”http://www.flickr.com/photos/96324400@N03/10671999743”></a> via <a href=”http://photopin.com”>photopin</a> <a href=”https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/2.0/”>(license)</a>

           52 UN DÍA PARA RECORDAR
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