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LEYENDA




                                                                                      esperté  de una larga
                                                                                      siesta, ya era tarde y
                                                                              Dtenía que cerrar las
                                                                               puertas del  Cementerio de La
                                                                               Almudena. Pero tal vez alguien
                                                                               seguía ahí, tenía que  revisar...
                                                                               total, ese era mi trabajo.

                                                                                 La verdad, dudaba mucho
                                                                               que    alguien    se   hubiera
                                                                               quedado, todas las personas
                                                                               tienen miedo, por eso solo  se
                                                                               quedan hasta las 4 de la tarde.
                                                                               Yo, en cambio,  soy diferente.
                                                                               Soy huérfano y he tenido que
                                                                               trabajar desde los 5 años, por lo
                                                                               que esas cosas de fantasmas me
                                                                               dan mucha risa, hay cosas más
                                                                               importantes en qué pensar.


                                                                                 Voy    caminando,    avanzo
                                                                               entre  los pasadizos rodeados
                                                                               de nichos, y de pronto escucho
                                                                               un ruido.  Debe  ser un ladrón,
                                                                               pienso. Cada vez me acerco
                                                                               más  hacia el lugar de donde
                                                                               proviene el ruido… y de repente
                                                                               veo a  un hombre vestido  de
                                                                               negro.


                                                                                 —  ¡Hey!  Sal de  aquí,  ya es
                                                                               muy tarde y tengo que cerrar
                                                                               — le grito con potencia.

                                                                                 — Ja, ja, ja —se ríe de manera
                                                                               macabra— Pero si todas las
                                                                               noches vengo aquí.

                                                                                 — Imposible, yo cierro siempre.


                                                                                 — ¿Con quién crees que estás
                                                                               hablando? —responde.

                                                                                 —  Con  un  delincuente,
 UNA LEYENDA DE: LUCIANA JIBAJA                                                que  se  cree  la gran cosa por

 FOTO PRINCIPAL: DANIELA CHACÓN                                                enfrentarse  a un chico de 12
                                                                               años —le contesto.

                                                                                 — Mira  niño, te recomiendo
                                                                               que no digas cosas sin antes
                                                                               analizarlas.



                                                                            UN DÍA PARA RECORDAR            27
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