Page 30 - Pichín
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Inconsolables, los hermanos lloraron


           abrazados en cubierta.  Un viento bueno


           llevó  sus lágrimas hasta Pichín, que en

           el puerto seguía sin entender por qué él


           no había subido a la lancha con ellos.


           Sus ojos se humedecieron con las gotas


           de llanto que le llegaron de sus tres

           amigos.
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